Hay amores de luna, desvelados
y amores que perecen en la noche
Hay los que ostentan luz, como un derroche
de sudores y ardores desatados
Hay otros que se arropan en esquinas
al amparo del cielo encanecido
y otros, menos, que tuertos hacen nido
en ojos que alardean de su ruina
Pero hay los que no duran más que un beso
y en su enanismo errático hacen fuego
con el breve estertor incandescente
Amores que encandilan a los ciegos
pues emanan del centro de los huesos
y hacen brasas del tedio penitente
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