jueves, 4 de julio de 2019

CCLXXXVI

Arde la casa de voces y ruidos
mi niño está espumoso en su belleza
y mi niño canta intervalos de su alma
mientras espero que madure la helada
escondido como la carta del cuento

Soy invisible
¿Quién va a ver que estoy triste
si lo único que hace llorar a mi hastío es que no hay llanto posible que cure el dolor cobijado en siglos de soledad?
Lloro no llorando para rebelarme
y no hay nada más que un espacio roto
el cuerpo de la bruja yace siempre lejos
y eso es irremediable y crudo

Se pasó la tarde sin mi amor de siempre
la descuidé una vez y la perdí del todo
no me dejes solo no te vayas no llores
juro que está noche vuelvo a tu espalda
disfrazado de brisa en la cintura

¿Cuánto hay que sufrir por la mediocridad irreversible?
No pedí está boca ni estas manos
No pedí ser siquiera y ya fue culpa mía
un accidente dijo el viejo navegante
un estorbo al beso la mujer marítima
y yo tan pequeño
ya supe enseguida que vendría el cuco
pero no supe cuándo
y la espera aja la vida

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