y detrás del árbol, siempre, la bicicleta roja
Para abrir una verja es necesario el silencio
y una zapatilla vieja que aguante
y la memoria fresca de la invasión pasada
para escuchar la señal a tiempo
Nunca pensé en el valor de una pelota
no en precio, ni en la marca
pero en la casa del conejo y la bicicleta
cualquier pelota valía la vida
Lo mejor de haber sido niño es el olvido
porque vivir en ese mundo intacto
día a día, segundo a segundo
sería el pasaje directo a la demencia
Sólo un niño sabe lo que es abrir una verja
y agarrar la pelota y correr
el heroísmo medido en pelotas salvadas
cada una taquicárdica y potencialmente fatal
La vejez guarda el coraje para cosas inútiles
y el conejo ya está muerto
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