miércoles, 17 de julio de 2019

CCCXXII

Gerardo conoció al fotógrafo en el andén de la estación Acoyte, un domingo a la nochecita, mientras trtaba de determinar si el número de teléfono en un volante era primo. El andén estaba prácticamente vacío, por lo que el encuentro fue más sorpresivo.
Sumergido en el papelito, sintió de repente que una luz lo encandilaba. Levantó la cabeza y vio a un hombre de unos sesenta años, cámara en mano, apuntándole. El hombre se sacó la cámara de la cara.
- Siga, siga mirando el papelito - dijo.
Gerardo estaba algo confundido. Hubiera jurado que no había nadie cerca de él en el andén un segundo antes del disparo.
- El papelito, el papelito - insistió el hombre, visiblemente borracho, mientras le hacía un gesto con la mano para que bajara la cabeza. 
- Ya no me importa el volante - dijo Gerardo - es un múltiplo de 17; pero diculpe, ¿de dónde salió? ¿por qué me saca fotos?
El hombre hizo con la mano un gesto de desdén y bufó, ofuscado. Dejó colgar la cámara del hombro y se sentó al lado de Gerardo.
- Qué pena, era una foto bárbara; pero si usted no quiere, no quiere, qué va'ser.
- No me respondió 
- ¿Qué cosa?
- Por qué me saca fotos y de dónde salió.
Se notaba en la cara del hombre el esfuerzo titánico que hacía para entender las preguntas. Tenía un olor a alcohol penetrante y hacía un leve bamboleo con la cabeza,intentando sin éxito fijar la vista en la cara de Gerardo.
- No le sacaba fotos a usted - dijo de golpe, cuando Gerardo ya no esperaba respuesta y miraba para el lado del túnel.
Dio vuelta la cara.
- Era la escena. Usted, el papelito, los cartones de atrás; era todo. Muy triste todo. Pero si no quiere... Porque se veía de lejos y ya era triste, se notaba; me puse por allá pero la luz no me servía y me acerqué por allá y me di cuenta de que tenía que cerrar el plano y entonces me acerqué y ahí le saqué. A todo. Y a esa mancha en la pared atrás de usted y a usted. No a usted. No sólo a usted, digo. Usted me importa un carajo. Lo único que me importa es la foto, pero si no quiere. Igual ya la cagó. Métase la foto en el culo. Que por qué le saco una foto. Mirá si te voy a sacar una foto a vos; ¿Quién te creés que sos? ¿el Rey de Francia te creés que sos, pelotudo? 
- En Francia no hay Rey - dijo Gerardo, sin atender el resto de la perorata. No le hubiera dicho nada, pero no le parecía correcto dejar que el tipo se fuera de allí creyendo en una monarquía inexistente. 
- ¿Ah, no? - respondió el borracho, sin atisbos de recordar nada de lo que acababa de decir - Qué raro. Pero en España sí hay, ¿no?
- Sí, en España sí.
- Ah, menos mal; ya si me decía que no era una locura. Qué mundo este, ¿no? Digo; que en España haya Rey y en Francia no, que está ahí al lado. Para mí tendría que haber más reyes. Qué pena. Los franceses son raros, tenían un Rey y ahora no tienen; porque tenían, ¿no?
- Sí, pero en el Siglo dieciocho. 
- ¿Siglo dieciocho? ¿Tanto hace que no tienen Rey?
- Ajá.
- Qué locura.
La llegada del subte interrumpió la charla. Gerardo se paró.
- Un gusto - dijo
- No, no, espere; ayudemé.
El fotógrafo estiró el brazo y Gerardo lo ayudó a pararse.
- Voy a Perú.
- Yo también.
- Qué bueno; por ahí me ayuda a llegar a casa, porque lo que es yo, ya estoy medio así, ja, - el hombre hizo un gesto intraducible - como que ni sé dónde estoy.
Entraron al subterráneo.
- Me llamo Gerardo, ¿y usted?
- Ricardo, por ahora.
- Me sigue intrigando cómo no lo vi.
- ¿Cuándo?
- Cuando me sacó la foto. No estaba y de repente sí.
- Ah, eso; me pasa todo el tiempo. Es como una bendición que es una maldición; pero en fin, qué va'ser - dijo el fotógrafo, escogiendo los hombros.
- No entiendo - contestó Gerardo
El subte arrancó. Gerardo vio un múltiplo de nueve escrito con marcador en el asiento de adelante. El fotógrafo empezó a contar sus cuitas mientras el vagón entraba en el túnel.

No hay comentarios:

Publicar un comentario