martes, 23 de julio de 2019

CCCXLII

La pena pertinaz de cada día
el punzante azuzar del tiempo nuevo
hace aciagas las lágrimas que llevo
hace espesa la sangre en su porfía

Ya debiera morir, mucho he vivido
que durar es asunto de cobardes
sólo vale la vida cuando arde
sólo vale vivir efervescido

Ser de nadie, ser hueco, desamado
¿vale acaso un minuto, un soplido?
Sólo a Dios tal regalo le fue dado

Pero yo hiero el aire enrarecido
con el mero suspiro acongojado
sin siquiera el consuelo de haber sido

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