martes, 6 de agosto de 2019

CCCLXXI

Ay de mi corazón trunco y raído
toda pena en el mundo es propia y quema
todo placer que pasa me blasfema
toda herida que existe hace en mí nido

La mañana se abrió brutal y artera
y ya no queda nada en mi armadura
se vació de esperanzas la locura
y hasta el beso del niño desespera

¿Qué le habré dicho a Dios que tanto insiste
en llenarme de horrores el invierno?
¿Que habré hecho tan cruel para este día

que parece un jirón de un llanto triste
que surgiendo del fondo del infierno
hace añicos mi infértil alegría?

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