domingo, 11 de agosto de 2019

CCCLXXXIII

Si mi amor fuera espejo de su alarde
si ella fuera posible sólo un rato
no habría lengua, ni idioma, ni relato
capaz de traducir mi piel que arde

No he podido olvidarla y es posible
que me siga a la muerte en regocijo,
finalmente el deseo es como un hijo
que se extraña en desprecios insensibles

La vi presa en su cuna de azucena
amancay de acuarela enardecida
decidida a quedarse con mi beso

Pero fue mi morir su cruel condena
cuando supo que al borde de mi vida
no había más que sus labios como rezo

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