Si
mi amor fuera espejo de su alarde
si
ella fuera posible sólo un rato
no
habría lengua, ni idioma, ni relato
capaz
de traducir mi piel que arde
No
he podido olvidarla y es posible
que
me siga a la muerte en regocijo,
finalmente
el deseo es como un hijo
que
se extraña en desprecios insensibles
La
vi presa en su cuna de azucena
amancay
de acuarela enardecida
decidida
a quedarse con mi beso
Pero
fue mi morir su cruel condena
cuando
supo que al borde de mi vida
no
había más que sus labios como rezo
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