viernes, 9 de agosto de 2019

CCCLXXXI

El hilo de tu aroma en la costura
de la tarde y el cuerpo arrebujado
se cortó y dejó un rastro desangrado
una muerte doliente y prematura
¿Qué te volvió tan cruel, si sólo había
palabras imprudentes de soslayo?
Quedó mi corazón como lacayo
de una cruel e imposible cofradía
Yo no jugué ese sol en la ventana
no fui yo quien saltó la enredadera
ni gemí malabares con canciones
Sin embargo me azota la mañana
con látigo de espina que lacera
cada lágrima que habla tus razones

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