domingo, 18 de agosto de 2019

CCCXCVI

Como un repulgue atroz en la cordura o un zurcido apurado y desprolijo el aguacil se aferra al regocijo de verme desangrado en su hermosura
No le importan mis dedos sin destino ni mi amor gutural hecho pedazos es más bello acunarse en buenos brazos que desear maremotos clandestinos
El amor desampara a los cobardes y sin piel no hay aromas ni erupciones es sencillo labrar adoraciones
Con palabras que llegan siempre tarde ¿Por qué entonces no puedo hacerla olvido sin saberme quebrado y desvalido?

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